Todos los años, son varias los avisos que recibe el servicio de emergencias referentes a accidentes en piscina. A continuación te contamos como tratar los accidentes más comunes que tienen lugar en las piscinas durante el verano.

Quemaduras solares. El sol, uno de los mayores enemigos para la piel, hablando de efectos a corto plazo, puede provocar irritaciones cutáneas y quemaduras severas que, en algunos casos, llegan incluso a derivar en una insolación. La semana pasada, os contábamos como tratar una insolación pero, ¿y la quemadura solar? Es vital hidratar con intensidad la piel aplicando cremas emolientes y calmantes. Beber abundante agua, dar baños de agua fría o aplicar frío en la zona afectada y tomar sustancias antioxidantes que ayudan a la regeneración cutánea”.

Resbalones, cortes y caídas. Las lesiones sufridas en accidentes por resbalones y caídas son las responsables de millones de visitas a emergencias cada año. En entornos acuáticos, son relativamente fáciles de evitar, ya que, evitando correr o practicar juegos cerca de las instalaciones que permanecen mojadas o húmedas, podemos reducir el peligro. Para curar un corte, debemos de lavar la herida con agua y un jabón suave y usar presión directa para detener el sangrado y poder protegerla con un vendaje limpio

Lesiones medulares y traumatismos. Golpes bruscos contra el suelo o contra otros usuarios pueden terminar por producir lesiones y traumatismos; Debemos de atender a la profundidad de la piscina antes de saltar para evitar brechas o fracturas.El tratamiento básico para un traumatismo podría ser el conocido método RICE:

  • Reposo
  • Hielo
  • Compresión
  • Elevación

Esta técnica sirve para los traumatismos más básicos y comunes, pero dependerá de la gravedad. Al haber tantos tipos de traumatismos se debe valorar la movilidad, sensibilidad y pulso distal a la lesión.

Ahogamientos. No todo dependen de la motricidad de cada uno o del nivel de natación que se tenga. Por ejemplo, no hay que olvidar que no es conveniente bañarse en una piscina después de una ingesta elevada de comida o alcohol. Tampoco, después de una exposición prolongada al sol. El contraste de temperaturas o un corte de digestión pueden producir calambres o entumecimiento de las extremidades, impidiendo así el control del cuerpo. Como primeras medidas de actuacción frente a un ahogamiento, debemos de recordar:

  1. Si la víctima puede seguir órdenes y es capaz de escuchar, ella misma nos indicará la manera más cómoda para ambos, ya que se podrá tener en cuenta las posibles lesiones que presente.
  2. La víctima está fuera de control presa del pánico y no es posible establecer una comunicación. Esta situación requiere una maniobra de inmovilización, y una vez inmovilizada la víctima, se le remolca y se le intenta calmar. Para inmovilizar, la técnica más sencilla es ponerse a su espalda y rodearle por la cintura con un brazo. La víctima se agarrará al brazo desesperadamente; así pues, el socorrista con su otra mano coge por los dedos el brazo que tenga encima, rompiendo así la presa. Este brazo se le colocará a su espalda, quedando así la víctima de espaldas, con un brazo detrás inmovilizado e incapaz de causar lesiones o ahogar al socorrista. De esta manera se le podrá remolcar mientras que se le intenta tranquilizar.
  3.  Si el accidentado esta inconsciente lo situaremos de espalda e iniciaremos el arrastre.
  4. Aproximación a una víctima sumergida: En este caso, mantendremos fijo el último punto en que se vio en
    superficie a la víctima y llegando a esta, nos sumergiremos para llegar hasta la víctima.

Una vez realizada una anamnesis, podremos proceder a ejecutar la técnica de salvamento más adecuada para la víctima.