Datos del Instituto Nacional de Toxicología apuntan a que una de cada tres violaciones son llevadas a cabo bajo sumisión química. En los últimos cinco años, un 33% de las víctimas de agresión sexual dieron positivo en drogas, alcohol, ansiolíticos o fármacos sedantes.

A día de hoy, no es un hecho aislado encontrarnos con una noticia de detección de sustancias químicas en un caso de violación. Hoy en día es muy común encontrar rastros de GHB en los análisis realizados en las personas que refieren haber sufrido una sumisión química, o de lo contrario, refieren haberse encontrado en esta situación.

En nuestro trabajo, a lo largo de los años nos hemos encontrado con muchos pacientes intoxicados por esta sustancia, tanto de manera voluntaria como involuntaria, ya que el GHB o confusamente mal llamado éxtasis líquido es una droga de consumo usual.  Este potente depresor del sistema nervioso central, que inicialmente puede producir sensación de bienestar y euforia, nos ha llevado a vivir varias asistencias en los entornos de ocio.

Después de hablar con uno de nuestros enfermeros, nos cuenta una de sus vivencias:

“Nos encontramos ante una mujer de unos 25 años que refería consumo de alcohol, pero la sintomatología era compatible con una intoxicación por GHB, manifestando un coma hipotónico, hiporreflectico que al cabo de poco tiempo remitió. La chica no recordaba absolutamente nada de lo que había sucedido en ese blackout temporal. En este caso, el amparo de sus amigas y acudir a nuestro servicio sanitario hizo que la situación clínica no acabara negativamente. Estaba claro que alguien había intentado una sumisión química con fines delictivos sobre ella.”

Nuestra recomendación en caso de asistir a una persona bajo los efectos del GHB es: si te encuentras en un espacio de ocio, avisa al personal de seguridad para que pueda ser auxiliada por el servicio sanitario. Importante mantén a la persona en posición lateral de seguridad si el nivel de consciencia es bajo, reevalúa su respiración de una forma frecuente.